“Se bien que soy tronco del árbol de lo eterno, se bien que las estrellas con mi sangre alimento, que son pájaros míos todos los claros sueños…se bien que cuando el hacha de la muerte me tale, se vendrá abajo el firmamento”.-Eternidades, Juan Ramón Jiménez.
El pasado viernes 18 de Enero del 2008 recibí una noticia que me
produjo consternación: Bobby Fischer, el más grande de los
campeones mundiales de ajedrez, había fallecido a la edad de 64
años.
Sentí como si hubiera muerto alguien cercano. Uno no se da cuenta
de cuanto puede influir o cuanto influyó una persona en su vida
hasta que se va.
Aunque no haya habido una convivencia directa. Vamos, aunque ni
siquiera se le haya conocido en persona. Aún así se siente su
ausencia terrena.
Sin lugar a dudas su muerte cambia el mundo. O dicho de otra
manera, el mundo ya no será el mismo sin él.
Es de suponerse que hasta para eso Fischer ejerció su poder de
cálculo. Calculó su propia muerte. 64 es un número de muchas
resonancias en la conciencia de los ajedrecistas. Para quien no esté
al corriente de las reglas del ajedrez, hay que decir que 64 son los
escaques o casillas del tablero del ajedrez, 64 es el mundo donde
blancas y negras libran su batalla armada…al decir de Jorge Luís
Borges.
Su muerte produjo un sentimiento de tristeza en mucha gente. Aún
sabiendo que con ella, por fin, descansa en paz.
El sitio Chess Base español reporta que debido a una prolongada
enfermedad renal, falleció en un hospital de la ciudad de Reyjavik,
Islandia.
Cierto, Bobby Fischer seguirá siendo una gloria para el ajedrez
mundial. Un ídolo de generaciones enteras. Nunca podremos
olvidarlo. Sus partidas dan fe de su profunda influencia en el
deporte ciencia. La historia del ajedrez actual no sería concebible sin
su existencia. ¿Que Gran Maestro posterior a él puede decir que no
aprendió de sus partidas?
Robert James Fischer, el decimoprimer campeón mundial de ajedrez
y el jugador de mayor renombre de todos los tiempos es desde hace
mucho, una leyenda del ajedrez mundial.
Leyenda que inició cuando desapareció, literalmente, en 1975 al
serle retirada la corona mundial la Federación internacional de
Ajedrez (FIDE), por negarse a aceptar todas las condiciones exigidas
por él para defender su título ante el soviético Anatoly Kárpov.
Durante varios años, no se supo de él. Si alguien tenía contacto con
Fischer de alguna manera o reportaba haberlo visto era una gran
noticia. No había fotografías.
Recuerdo que el gran maestro inglés Nigel Short sorprendió al
mundo diciendo que había jugado unas partidas con Fischer por
Internet.
Publicó en el diario londinense The Telegraph, que Bobby no se
identificó con él, pero que la prueba de que era él, es que le ganaba
todas las partidas y de que en una ocasión, al chatear durante una
partida le dijo: “Armando Acevedo” (refiriéndose al ingeniero,
fundador de la página de Ajedrez en México, a quien Fischer
difícilmente recordaría), y el contestó: “Siegen 1970”. Y es que en la
Olimpiada celebrada en tal año en esa ciudad alemana se
enfrentaron ambos jugadores. Esta partida es histórica y ha sido
muy publicada en México por su interés periodístico.
Dicha partida se puede ver en la siguiente dirección:
(http://www.chessgames.com/perl/chessgame?gid=1044659).
Con el acontecimiento de su muerte, los ajedrecistas recordamos los
momentos felices, pletóricos de emoción que sus partidas nos
brindaron y nos seguirán brindando, sus enseñanzas, sus
demostraciones de fuerza, su voluntad y coraje presentes en el
devenir de su carrera.
Recuerdo que desde la infancia, cuando descubrí que el ajedrez es una pasión que se lleva en el alma, admiré la figura de Bobby Fischer a quien ningún comentarista le puede menoscabar su excelencia, a pesar del desacuerdo que pudieran tener con las expresiones antisemitas que al final de su vida virtió como parte de un delirio paranoide alimentado con la persecución de las autoridades estadounidenses que lo requerían para que respondiera por los cargos de desacato en 1992 a un embargo económico decretado en la zona del conflicto de la antigua Yugoslavia. Todo con motivo del match revancha entre él y el entonces ruso y ahora nacionalizado francés Boris Spassky.
Su legado, son sus partidas. Todas inmortales. Como olvidar su partida contra Donald Byrne en el torneo neoyorquino de Rosenwald Memorial, cuando tenía trece años. Algo que viene a la mente cuando se piensa en él. Para mí la mejor partida de todos los tiempos. En ella se descubre al genio. Se puede ver en esta dirección: (http://www.chessgames.com/perl/chessgame?gid=1008361)
Se dice que Fischer era un hombre que parecía fundido con el ajedrez. Vivía obsesionado con llegar a ser campeón mundial. Desde su perspectiva, derrotar a la mafia rusa del ajedrez se convirtió en su meta máxima. Se dice que llegó a estudiar libros de ajedrez por dieciocho horas diarias.
Recuerdo que leí su vida y partidas en la biografía de Pablo Morán de la editorial Martínez Roca. Oro molido para mí que me iniciaba en el estudio y práctica del deporte ciencia.
También recuerdo el capítulo alusivo del libro Los niños prodigio del ajedrez, del mismo autor, donde se da cuenta del muchacho prodigio que fue. Alguien que parecía haber nacido con el tablero de ajedrez bajo del brazo.
Sus 60 juegos memorables es una obra de las más apreciadas de mi colección de libros de ajedrez.
Por supuesto hay que citar el tomo 5 de la obra de Gary Kasparov Mis Geniales predecesores, donde otro gigante del ajedrez le dedica un tomo de su obra y reconoce su grandeza.
A pesar de los ríos de tinta vertidos sobre la vida y obra de Fischer, su biografía definitiva todavía está por escribirse, quien piense lo contrario que lo diga. Recapitulando: para los jóvenes por si no lo saben y para los viejos por si lo olvidaron, Fischer es un ídolo del ajedrez. Su enfrentamiento contra Boris Spassky en plena Guerra Fría cuando el régimen soviético a toda costa deseaba el campeonato del mundo por haber elegido al ajedrez, como bandera política ante el mundo, fue un evento de repercusión internacional.
Se le reconoce a Fischer, además, el haber dignificado las condiciones para los ajedrecistas y en general para los deportistas. Sus exigencias pegaron en la bolsa de los capitalistas que negaban el dinero a quienes lo generaban.
Ya ha habido reacciones a la muerte de Fischer, por ejemplo, El sitio español Chess Base dijo:
La sexta ronda del torneo Corus en Wijk an zee comenzó con un minuto de silencio en recuerdo de Fischer. Después de que comenzasen las partidas, la atención se concentró en el grupo honorífico, que debía comenzar su torneo el sábado. Tras una breve ceremonia de inauguración, los cuatros grandes maestros ofrecieron sus primeras reacciones sobre la noticia del fallecimiento de Fischer:
• Viktor Kortchnoi: "Ha muerto un genio del ajedrez; una pérdida para la humanidad"
• Lajos Portisch: "Una gran conmoción; ha fallecido el mejor jugador de la historia del ajedrez"
• Ljubomir Ljubojevic: "Un hombre sin fronteras. No dividió al Este y el Oeste; los unió en su admiración por él"
• Jan Timman: "Un gran jugador y un gran ejemplo para muchos. Su libro Mis 60 partidas memorables tuvo gran impacto en mí. Es una pena que no continuase enriqueciendo el mundo del ajedrez con su comprensión sin igual tras 1972."
Su final es triste. Con pocos amigos cercanos, sin familia, huyendo de la prensa y de los empresarios que deseaban hacer más dinero a su costa, asilado en un país lejano por la imprudencia de las autoridades estadounidenses que trataban a toda costa de hostigarlo, sin comprender su desajuste mental, con una enfermedad de la que no se escapa ninguna profesión, ni el ajedrez, alguien que debería ser una gloria para los gringos.
No tiene mucho que descubrí que “Fischer”, quiere decir pescador en alemán. Oficio que connota metafóricamente hablando un sinfín de significados. Fischer puede ser pescador de ilusiones, pescador de ideas, pescador de recuerdos y por que no, ahora, pescador de inmortalidad.
Descanse en paz, Robert James Fischer, su legado al mundo, sus partidas y sus ideas en el ajedrez, hacen que de un modo u otro su destino sea… vivir eternamente…
Busca partidas de Bobby Fischer en el siguiente link:
(http://www.chessgames.com/perl/ezsearch.pl?search=BOBBY+FIS CHER)
(*) Antonio García Cordero es Maestro Nacional de Ajedrez y árbitro oficial de la especialidad. Autor de numerosos artículos y a la fecha escribe su primer libro de ajedrez.
Recuerdo que desde la infancia, cuando descubrí que el ajedrez es una pasión que se lleva en el alma, admiré la figura de Bobby Fischer a quien ningún comentarista le puede menoscabar su excelencia, a pesar del desacuerdo que pudieran tener con las expresiones antisemitas que al final de su vida virtió como parte de un delirio paranoide alimentado con la persecución de las autoridades estadounidenses que lo requerían para que respondiera por los cargos de desacato en 1992 a un embargo económico decretado en la zona del conflicto de la antigua Yugoslavia. Todo con motivo del match revancha entre él y el entonces ruso y ahora nacionalizado francés Boris Spassky.
Su legado, son sus partidas. Todas inmortales. Como olvidar su partida contra Donald Byrne en el torneo neoyorquino de Rosenwald Memorial, cuando tenía trece años. Algo que viene a la mente cuando se piensa en él. Para mí la mejor partida de todos los tiempos. En ella se descubre al genio. Se puede ver en esta dirección: (http://www.chessgames.com/perl/chessgame?gid=1008361)
Se dice que Fischer era un hombre que parecía fundido con el ajedrez. Vivía obsesionado con llegar a ser campeón mundial. Desde su perspectiva, derrotar a la mafia rusa del ajedrez se convirtió en su meta máxima. Se dice que llegó a estudiar libros de ajedrez por dieciocho horas diarias.
Recuerdo que leí su vida y partidas en la biografía de Pablo Morán de la editorial Martínez Roca. Oro molido para mí que me iniciaba en el estudio y práctica del deporte ciencia.
También recuerdo el capítulo alusivo del libro Los niños prodigio del ajedrez, del mismo autor, donde se da cuenta del muchacho prodigio que fue. Alguien que parecía haber nacido con el tablero de ajedrez bajo del brazo.
Sus 60 juegos memorables es una obra de las más apreciadas de mi colección de libros de ajedrez.
Por supuesto hay que citar el tomo 5 de la obra de Gary Kasparov Mis Geniales predecesores, donde otro gigante del ajedrez le dedica un tomo de su obra y reconoce su grandeza.
A pesar de los ríos de tinta vertidos sobre la vida y obra de Fischer, su biografía definitiva todavía está por escribirse, quien piense lo contrario que lo diga. Recapitulando: para los jóvenes por si no lo saben y para los viejos por si lo olvidaron, Fischer es un ídolo del ajedrez. Su enfrentamiento contra Boris Spassky en plena Guerra Fría cuando el régimen soviético a toda costa deseaba el campeonato del mundo por haber elegido al ajedrez, como bandera política ante el mundo, fue un evento de repercusión internacional.
Se le reconoce a Fischer, además, el haber dignificado las condiciones para los ajedrecistas y en general para los deportistas. Sus exigencias pegaron en la bolsa de los capitalistas que negaban el dinero a quienes lo generaban.
Ya ha habido reacciones a la muerte de Fischer, por ejemplo, El sitio español Chess Base dijo:
La sexta ronda del torneo Corus en Wijk an zee comenzó con un minuto de silencio en recuerdo de Fischer. Después de que comenzasen las partidas, la atención se concentró en el grupo honorífico, que debía comenzar su torneo el sábado. Tras una breve ceremonia de inauguración, los cuatros grandes maestros ofrecieron sus primeras reacciones sobre la noticia del fallecimiento de Fischer:
• Viktor Kortchnoi: "Ha muerto un genio del ajedrez; una pérdida para la humanidad"
• Lajos Portisch: "Una gran conmoción; ha fallecido el mejor jugador de la historia del ajedrez"
• Ljubomir Ljubojevic: "Un hombre sin fronteras. No dividió al Este y el Oeste; los unió en su admiración por él"
• Jan Timman: "Un gran jugador y un gran ejemplo para muchos. Su libro Mis 60 partidas memorables tuvo gran impacto en mí. Es una pena que no continuase enriqueciendo el mundo del ajedrez con su comprensión sin igual tras 1972."
Su final es triste. Con pocos amigos cercanos, sin familia, huyendo de la prensa y de los empresarios que deseaban hacer más dinero a su costa, asilado en un país lejano por la imprudencia de las autoridades estadounidenses que trataban a toda costa de hostigarlo, sin comprender su desajuste mental, con una enfermedad de la que no se escapa ninguna profesión, ni el ajedrez, alguien que debería ser una gloria para los gringos.
No tiene mucho que descubrí que “Fischer”, quiere decir pescador en alemán. Oficio que connota metafóricamente hablando un sinfín de significados. Fischer puede ser pescador de ilusiones, pescador de ideas, pescador de recuerdos y por que no, ahora, pescador de inmortalidad.
Descanse en paz, Robert James Fischer, su legado al mundo, sus partidas y sus ideas en el ajedrez, hacen que de un modo u otro su destino sea… vivir eternamente…
Busca partidas de Bobby Fischer en el siguiente link:
(http://www.chessgames.com/perl/ezsearch.pl?search=BOBBY+FIS CHER)
(*) Antonio García Cordero es Maestro Nacional de Ajedrez y árbitro oficial de la especialidad. Autor de numerosos artículos y a la fecha escribe su primer libro de ajedrez.